El lunes un grupo de 13 organizaciones de la oposición en Nicaragua acusó al presidente Daniel Ortega, de crear un estado de exclusión y terrorismo de facto en el país.
«La estrategia de Ortega y (su esposa, la vicepresidenta Rosario) Murillo es implantar un Estado de excepción de facto y terror en contra de la ciudadanía nicaragüense»; denunciaron en un pronunciamiento las organizaciones. Entre ellas la Unidad Nacional Azul y Blanco, y el Movimiento en Defensa de Nuestra Tierra, Lago y Volcanes (Movimiento Campesino).
Además, informaron el desacuerdo con la captura de al menos 10 disidentes sandinistas y sus familiares, ya que según ellos; es parte de las acciones para terminar de instituir su modelo de partido único.
También destacaron que los detenidos pertenecen a la organización política Unión Democrática Renovadora (Unamos), anteriormente llamado Movimiento Renovador Sandinista (MRS), la cual nació por división de del gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
«Ortega ha iniciado esta nueva oleada represiva en un nuevo intento por detener y acallar cualquier voz contraria a su discurso régimen. El cual solo se mantiene en el poder haciendo uso de la violencia, lo cual es un modelo insostenible» indicaron las organizaciones, incluidas la Fundación Nicaragüense Americana para el Desarrollo de la Educación y la Cultura (Funadec), la Asociación Médica del Exilio de Nicaragua, y Nicaragua Freedom Coalition.
Según datos avalados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), actualmente en Nicaragua hay más de 200 personas consideradas «presos políticos», como producto de la crisis sociopolítica local.
Daniel Ortega en el 2006 volvió a presentarse a la presidencia como candidato del FSLN. Con un fuerte apoyo entre los pobres de Nicaragua, aseguró una pluralidad lo suficientemente grande como para derrotar al candidato conservador Eduardo Montealegre.
Ortega asumió el cargo en enero de 2007 y durante sus primeros meses como presidente, a muchos les pareció que había cumplido sus promesas inaugurales de implementar programas para eliminar el hambre y el analfabetismo entre la población empobrecida del país, de mantener un tratado de libre comercio con los Estados Unidos y de crear más empleos en el sector privado.
Pero, después de su primer año en el cargo, los críticos de Ortega cuestionaron sus motivos cuando comenzó a restringir la cobertura de noticias; negar el acceso de los periodistas a los informes del gobierno y alinearse con el presidente venezolano de izquierda Hugo Chávez.